
No se acalla la voz del poeta
tensando el arco para matarle
con el certero disparo de una flecha
ni con mil balas de metralleta.
La voz del trovador y el poeta
jamás se diluirá en el viento,
renacerá como renace el alba
en brazos de la suave noche
que con sus velos apenas la toca
aunque le quiten el último aliento,
aunque la muerte amordace su boca.
Esas palabras que él retrató
en mil versos y poemas,
traducen amores,
ansiedades y penas,
van decididas buscando
el amor entre hermanos
y el entendimiento
y la solidaridad entre los pueblos
para vivir un mano a mano.
Esas palabras quedarán
desde hoy y eternamente
como su legado más profundo,
suspendidas en el tiempo
para demostrar al mundo
que las únicas armas
que un poeta esgrime,
son los sentimientos de su alma
que con su pluma escribe
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