Estoy observando un jardín, no es uno cualquiera, es el de mi casa... lo acaricio todos los días, lo cuido con todo mi amor. Frente a mis ojos, una planta está dando flores, mientras que otras se están secando. En una rama del jazmín aparecen pimpollos y nuevos brotes de vida mientras que el arbusto cercano está a punto de invernar. Los fresnos se están quedando vacíos de hojas que se van secando y caen en la tierra dejando un colchón donde descansarán palabras vacías y vanas del verde verano que se fue. Miro donde miro encuentro ramas a punto de quedar peladas con sus hojas mustias... Todo el tiempo en el jardín algo nace, algo muere y algo queda invernando. Todo el tiempo y es el mismo jardín. Algo se multiplica, algo renace y algo desaparece. Todo el tiempo y es el mismo jardín. Hoy... me inclino y hago reverencia frente a ese misterio de la vida... que escapa a mi comprensión. Siento tristeza si observo las ramas peladas y siento alegría cuando veo los brotes nuevos de otras plantas. Y mi reverencia se intensifica frente a estos misterios que me rodean... y un rayito de sol entró por la ventana y fue entonces que tomé conciencia de lo maravilloso de éste momento.
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