El HPV es la enfermedad de transmisión sexual más difundida en el mundo, que puede permanecer oculta y no producir síntomas pero que sus lesiones pueden transformarse en cáncer.
Afortunadamente se puede prevenir con controles periódicos y vacunas, pero las probabilidades que tienen las mujeres de infectarse con este virus es del ochenta por ciento.
Existen muchos tipos de HPV, de los cuales cinco pueden desarrollar cáncer de cuello de útero y la mayoría de las infecciones se detectan durante los dos primeros años del inicio de la vida sexual.
Debido al hecho de que los jóvenes inician su vida sexual cada vez más temprano es sumamente importante, como estrategia de acción, la educación sexual y la prevención sanitaria de las enfermedades transmisibles en los adolescentes de ambos sexos, para promover los controles, como el PAP, la Colposcopía y la administración de las vacunas.
Como el PAP no es cien por ciento seguro, la indicación de la Colposcopía permite detectar con mayor fidelidad las lesiones sospechosas.
El virus HPV no sólo es un padecimiento que sufren las mujeres sino que también lo pueden padecer también los hombres en forma de lesiones en sus genitales, que por tener características verrugosas no llevan a realizar la consulta a tiempo y pueden transformarse en cáncer de pene.
La doctora Alejandra Di Gregorio, ginecóloga del Hospital Centenario de Rosario, Santa Fe, explica que la remisión de esta infección se produce en el noventa por ciento de los casos, mientras que en el diez por ciento, esta infección persiste.
Esta persistencia y la dificultad para detectar la lesión para tratarla a tiempo ponen en peligro la vida de los pacientes.
El uso de preservativo en las relaciones sexuales es un instrumento terapéutico que debería utilizarse desde el inicio de cualquier relación sexual, porque aunque solamente disminuye la posibilidad de contagio y no evita totalmente el riesgo de transmisión del virus HPV, sí logra reducir en forma significativa el riesgo de contraer otras enfermedades transmisibles como el SIDA Y la hepatitis B.
El Dr. David Jorge Fusaro, ex ginecólogo del Hospital Rivadavia y director médico del Instituto Ginecológico de Buenos Aires, recomienda generar el diálogo médico paciente para poder transmitir los conocimientos que existen sobre este tema, motivar para cambiar conductas y hacer sugerencias sin invadir la privacidad de las personas.
Hoy en día existen vacunas que previenen algunos tipos de virus del HPV y los especialistas aconsejan vacunarse antes del inicio de la vida sexual, según las indicaciones del médico ginecólogo tratante.
La vacuna solamente funciona en forma preventiva para desarrollar anticuerpos, pero no protege en caso de estar ya infectado con algún tipo de virus.
Todos los jóvenes, al llegar a la pubertad deben saber que una relación sexual es un acto responsable que no sólo puede comprometer el futuro si genera descendencia no deseada, sino que también puede producir el contagio de enfermedades graves transmisibles sexualmente.
El uso del preservativo, en general, suele ser rechazado por los jóvenes, porque creen que al disminuir la sensibilidad también disminuirá el placer; pero es necesario asumir la responsabilidad de cuidarse a sí mismo y a la pareja y aprender a disfrutar del sexo seguro.
Según las cifras proporcionadas por Celsam, en 2006, en Argentina la edad promedio de iniciación sexual son los quince años; el 33% se inicia sin protección; el 50% necesita la estimulación del alcohol que produce alteraciones cerebrales en la herencia; un 33% nunca recibió información sexual alguna y cada cinco minutos una adolescente tiene un hijo.
Fuente: “Entrecasa”; No.182, Noviembre 2010; “HPV: Virus al desnudo”; Cristina Gozzi.
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