Allí sentados, con un barbero para cada uno, no se habló ni una palabra.
Los barberos evitaban cualquier conversación, porque pensaban que podría acabar en discusión.
Terminados de afeitar los clientes más o menos al mismo tiempo, el barbero de Mou hizo intención de coger el aftershave, pero éste le tocó en el brazo diciendo:
- No, gracias. Mi mujer va a olerlo y pensará que he estado en una casa de putas.
El segundo barbero se dirigió a Pep y le preguntó:
- Y Vd. ¿Quiere aftershave?
- Por supuesto, respondió el catalán.... Mi mujer no sabe cómo huele una casa de putas...