Cuando se pierde la ilusión, me pregunto, si es porque en esos momentos uno se siente realizado, o entra en una etapa de adentramiento en su interior. Pudiera ser, aunque no de esa impresión, que uno se ame más a sí mismo. Aparentemente. Si se pierde, parece que obedece al cansancio en la lucha; pero la otra opción es que sea debido a darse cuenta que uno mismo vale más que el desgaste que le supone correr tras una ilusión. Que uno se asiente y diga: ¿Por qué correr yo tras las cosas, y no ellas venir a mí?
La realidad soy yo, la ilusión mi cara en el espejo. La realidad es lo que yo siento, la ilusión lo que el otro percibe. Me preocupo por lo que veo que siente el otro por mí, y...siempre será ilusión; por lo tanto, siempre misterio. Mejor no preguntarse y sólo sentir. No buscar, sólo recibir. Importante también sería no alterarse por el misterio del otro, porque nada se puede forzar cuando se trata de sentimientos.

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