La verdad es que ya me tienen bastante harto. Me prohíben pasear por donde yo quiero. Que si en las alturas no, que si me cuelgo de la lámpara, que si se cayó un tiesto, y que si la dama de porcelana la endiñó. Me tienen agobiao, no puedo hacer mis necesidades a no ser que sea entre piedras, eso sí, ellos tienen su lugar especial para no magullar sus carnes, y su papel.
Después los niñitos, que sí, que los quiero, pero ya son pesaditos con tanto sobeteo. Y cuando viene el vecino, va y me tira del rabo. ¡Si entendiera lo que le digo en esos momentos…!, el niño tiraría de donde yo le dijera.
No, yo ya he tomao mi lugar, y aquí voy a descansar, además esto es paso obligado de ratones. A ver quien es el chulo que me hace levantar de aquí.