Pasarán los años, y aún así, tú nunca entenderás nada, porque los ojos del amor son ciegos, y mi palabra, vana sería para ti.
En tus pérdidas podrías encontrar la luz, pero la venda es tirante. Mi esfuerzo sería inútil.
En la vereda, solitaria ya voy. Supe que siempre debería ir despojada de todo.
Mis palabras eran sinceras, y un huracán de intrigas las alejó. Ya sólo permito que sea el silencio quien me rodee.
Atrás se queda una corona de lágrimas.
