La noche que fue entregado, el Señor tomó el pan;
Como señal de su muerte, lo rompió con sus manos :
"Mi vida, nadie me la quita, pues soy yo quien la da
Para rescatar a mis hermanos, los seres humanos. "
Después de haber cenado por última vez,
Se ofrece a sí mismo como una víctima en el lagar de la Cruz:
"Mi sangre, derramada por vosotros, es la sangre de la Alianza;
Amigos, haced esto en memoria mía".
Vienes a revivir en nosotros tu misterio pascual:
Apaga en nuestra carne el fuego de todo mal.
Nosotros somos tus sarmientos, santa Viña del Padre:
Haznos dar fruto para el día del triunfo.
(Himno Litúrgico del Jueves Santo)
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