Mira cómo se me pone
la piel, cuando te recuerdo...
Por la garganta me sube
un río de sangre fresco,
de la herida que atraviesa,
de parte a parte mi cuerpo.
Tengo clavos en las manos,
y cuchillos en los dedos,
y en mi sien, una corona
hecha de alfileres negros.
Mira cómo se me pone
la piel ca vez que me acuerdo
que soy un hombre casao
¡y sin embargo, te quiero!
Rafael de León