Noche rosa de azahares con aroma de guitarra, noche suelta de la pena, soleares desgarradas. Compases de ritmo lento, en el aire una garganta llora, una copa de vino desde los cielos se escancia y del embrujo sin nombre, como del fuego la llama, tus ojos negros me miran mientras canta una gitana. Los duendes se han instalado entre tus ojos y mi alma.

|