Cumplir los proyectos es una fuerte motivación para vivir y cuanto más nos involucremos en ellos más fácil será que se realicen, porque soñar con un proyecto cumplido es lo que hace a la vida más digna de ser vivida.
Todas las personas que se destacaron en la historia han sido grandes soñadores. porque se atrevieron a confiar en ellos.
Los niños se atreven a soñar pero los mayores le temen al fracaso y no quieren creer en sus sueños, sin embargo vale la pena intentarlo, porque de fracasos están hechos los éxitos.
Los proyectos surgen espontáneamente, como fruto de una necesidad, asociando pensamientos que se relacionan con nuestros deseos.
Siempre que proyectamos lo que realmente queremos nos comprometemos más con la vida y nos sentimos obligados a cumplir nuestros deseos.
Cumplir con nuestros proyectos exige defenderlos de las opiniones de los demás, porque ellos tienen su propia perspectiva que no es la nuestra y no pueden ver lo que nosotros vemos.
La firmeza es la condición que necesitan los proyectos para cumplirse, porque evitan que los juicios de los otros los destruyan.
El propio juicio es lo más importante para llevar a cabo un proyecto, además de la confianza y el respeto por uno mismo, sin prestar atención a los obstáculos que siempre habrá en el camino que podrán atrasar los logros pero no impedirlos.
El presente es importante, pero un proyecto no es para el presente sino para el futuro, sin embargo puede hacernos felices hoy.
Alguien dijo: “Debemos proyectar como si fuéramos a vivir siempre y vivir como si hoy fuera nuestro último día”
Los proyectos no tienen por qué ser perfectos, pero sí perfectibles, porque el que pretende la perfección desde el vamos no hace nunca nada.
Los proyectos están hechos de intuición pero también de lógica y de conocimientos e información.
El que le pone techo a los proyectos es siempre uno mismo porque uno es su propio límite.
Tenemos miedo de fracasar, no podemos tolerar la incertidumbre y tenemos dudas dudas sobre nuestro propio potencial, por eso no podemos cumplir con nuestros proyectos.
La intuición es la voz interior que guía nuestro camino, la voz de la experiencia que nos empuja al cambio, aunque nuestros miedos nos hagan desear quedarnos con lo conocido y seguro; y el entusiasmo es la energía que se necesita para ponerse en movimiento.
Apuntar a la excelencia y a la creatividad es lo que nos permitirá distinguirnos de los demás en un mundo competitivo y salvaje que cambia cada vez más rápido.
¿Cómo hacer proyectos para el futuro en un mundo que cambia vertiginosamente? Adaptándose a los cambios y siendo flexible.
Todos debemos tener un proyecto en la vida, sin importar la edad, para tener un para qué vivir y para verle sentido a la existencia.
Nuestros proyectos no tienen que ser individuales, pueden incluir la participación de otros que colaboren con ellos, porque un gran proyecto se desarrolla mejor en equipo donde cada uno puede desarrollar su propio talento y transformarlo también en su propio proyecto.
Hagamos que nuestros sueños se realicen aunque nos parezcan demasiado arriesgados, porque la realidad está hecha de sueños realizados.