De los niños que se gestan hoy, depende el futuro de la humanidad; por eso es necesario cuidar a la madre y a su hijo desde que el óvulo y el espermatozoide se unen para formar un nuevo ser; porque un bebé aprende sobre la vida y el mundo, desde la concepción.
Un bebé tiene conciencia sensorial desde las primeras etapas de su vida dentro del útero y puede responder a estímulos como por ejemplo, los sonidos, las sensaciones, las imágenes y los olores, que provienen del cuerpo de la madre.
El equilibrio entre el cuerpo, la mente y el espíritu comienza mucho antes de nacer y las experiencias vividas pueden afectar este equilibrio y moldear la personalidad, dando forma a los sentimientos y a los deseos.
Las experiencias positivas de la madre, vividas antes de nacer su hijo, le producen al bebé un gran beneficio mental y corporal, mientras que las negativas lo pueden enfermar.
La salud para el Ayúrveda, además del bienestar físico, psicológico, emocional y espiritual que proporciona, es un estado superior de conciencia, porque una persona saludable y equilibrada tiene una actitud más evolucionada y es incapaz de dañar a otra.
Para alcanzar este estado, es importante haber recibido desde antes de nacer, amor y cuidados y haberse sentido seguros, tranquilos y felices desde la concepción, porque dentro del útero, un bebé experimenta las mismas experiencias y pensamientos de su madre.
Los pensamientos, las emociones y los sentimientos de la madre, son también moléculas que penetran en el feto y pueden condicionar su futuro.
Por esta razón, concebir, gestar y criar un hijo es una responsabilidad sagrada.
Si nuestra aspiración es cambiar el mundo y terminar con la violencia, debemos brindar a los hijos amor y cuidados desde que son concebidos; porque perdemos esa oportunidad cuando perpetuamos los conflictos y los errores del pasado que hemos heredado.
Tenemos que criar a los hijos con conciencia para ayudar a lograr un mundo más sano y con más amor.
Esto es lo que afirma Deepak Chopra en su libro “Un comienzo mágico”, donde también señala que el embarazo es un momento propicio para el despertar espiritual.
Chopra sugiere a las mujeres embarazadas llevar un diario de sus experiencias desde que se enteran de su estado o bien realizar dibujos espontáneos.
El diario y los dibujos pueden ayudar a las mujeres embarazadas a comunicarse con sus hijos aún no nacidos y a entender sus propios sentimientos y pensamientos, porque proyectarán en sus diarios y dibujos sus emociones y estados de ánimo.
Para algunas religiones, la vida comienza en el momento en que el alma se encarna al hacer el recién nacido la primera inhalación; para otras el comienzo de la nueva vida es el pensamiento de su madre y para otras desde la concepción.
Los biólogos y los religiosos discrepan sobre la cuestión de cuándo comienza la vida, si es en el momento de la concepción o si es al ver la luz.
Lo cierto es que un bebé, desde la concepción vive las experiencias de su madre como ella y cada una de sus células tiene conciencia.
Un bebé oye, siente, ve, saborea y huele dentro del útero materno, igual que su madre; y luego, después de nacido, puede recordar las experiencias que tuvo antes de nacer; y su cuerpo será la expresión de esas experiencias.
Los sonidos agradables y los de la naturaleza reducen la presión arterial, aumentan la inmunidad y disminuyen la ansiedad.
El tacto libera sustancias químicas que relajan y promueven la salud; son sustancias que viajan a través de la circulación de la madre y del bebé.
Todo lo que la madre ve, también lo percibe el bebé, porque tiene respuestas acordes con lo que la madre está mirando; por esta razón es mejor que la madre evite ver escenas perturbadoras durante el embarazo.
Inmediatamente después de nacer el bebé puede identificar aromas, sonidos y olores familiares.
El bebé recibe en el útero materno, la influencia de todas y cada una de las experiencias de su madre.