Con sus afilados dientes la melancolía muerde a éste , mi ser , que la alimenta , la pierde ; y que la siente y siente.
Con las ropas de viejas emociones , que aún hoy en mi armario sobran , he vestido a la mendiga boca que a mi puerta toca.
Con las cosas que en brujas horas te dijera , he hecho una hostil hoguera.
Con todos los besos robados he construido una torre inexpugnable; y a todo celeste horizonte , etérea e inviolable.
Con el aire de los cuatro vientos ,que indefinible espacio preside , he llenado las alforjas del raudo mensajero de mis anhelos.
Con la espesura del más profundo lodazal he pintado las paredes del recinto que habitan la vanidosa perfección , la malhadada soberbia y las oscuras ansias de eternidad.
Con las flechas de virginal Artemisa cazadora protejo mi incipiente primavera , de vespertinas quejas y de sonrisas lisonjeras.
Somos inquilinos en una vida alquilada , que aquilata distancias , extravía pensamientos y secuestra miradas.
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