¡Qué cielo tan azul,
tan brillante y sereno!
Para que rompa el tul
un estridente trueno.
¡Qué alma tan sublime,
tan tranquila y serena!
Para que le atormente
de algún amor, la pena.
Azul el cielo brilla,
sublime el alma sueña,
una niña me mira;
un recuerdo a mi llega,
una gaviota vuela...
y el corazón suspira.
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