En el mundo laboral moderno el talento es más valioso que la genialidad, porque exige, más que una habilidad específica, inteligencia emocional, adaptación al cambio y saber trabajar en equipo.
El talento implica ser creativo, saber cómo utilizar los conocimientos, cómo manejar las emociones y cómo adaptarse a las situaciones nuevas, tener buenas relaciones interpersonales y juicio crítico, capacidad de empatía y convicciones propias.
La persona que muestra capacidad para crear buenos vínculos y que tiene habilidad para trabajar en equipo, tiene mejores posibilidades de ser seleccionado hoy en día en una entrevista laboral, que otra con el nivel intelectual de un genio.
El talento no abunda en la actualidad, por lo que los empleados con talento son escasos en la mayor parte de las organizaciones. Este fenómeno, sumado a los avances tecnológicos y a la mayor movilidad en el trabajo ha provocado una guerra de talentos entre los especialistas de recursos humanos de las empresas.
El talento es un insumo más a tener en cuenta, además de los costos laborales y la cercanía a los centros de consumo, cuando se trata de evaluar la proximidad de los mercados.
Antes, tener talento significaba la habilidad para hacer una tarea, pero actualmente ese término se ha expandido e implica además, tener conocimientos, experiencia, inteligencia, actitud, carácter y motivación.
Esta exigencia empresarial ha provocado el surgimiento de una nueva disciplina denominada “Talent Management”, que se caracteriza por las prácticas innovadoras de gestión de talentos.
Ejemplos de compañías que adoptaron esta modalidad con su personal son Pfizer y Deloitte de Estados Unidos; el Cirque du Soleil, de Canadá; el grupo Bimbo, de México; el Restaurante español El Bulli y en Argentina, la empresa de software Globant y el Hotel Faena.
Existen empresas que aunque aseguran priorizar los recursos humanos, en la práctica, no brindan capacitación y desarrollo a su personal, pagan sueldos inferiores a otras empresas y ponen más el acento en el cumplimiento del horario que en el logro de objetivos.
En estos momentos, más que la especialidad profesional, se está evaluando la capacidad de aprendizaje y de adaptación a lo nuevo.
Por eso, a la hora de incorporar nuevos empleados, las empresas se inclinan a seleccionar a aquellos que interactúan con facilidad y que pueden ver más allá de sus propias mesas de trabajo.
La clave que estimula la creatividad es conocer los mercados, interpretar tendencias y estadísticas y detectar necesidades del público insatisfechas.
El talento consiste en tener capacidad para resolver problemas en forma creativa e incluso anticiparse a ellos para evitar que se produzcan. Una buena idea no es suficiente, porque además tiene que ser consistente y perdurable en el tiempo.
El talento tiene que estar a la vista y no ser una condición oculta, porque contagia a los demás y se propaga a todo el grupo. Es un polo de atracción que genera más y más talento.
Un combo de talento incluye capacidad, logros, compromiso y un ámbito adecuado para desarrollarlo, que lo reconozca, lo favorezca y lo contenga.
Hoy en día, las empresas se equivocan cuando utilizan criterios como la edad y el sexo cuando seleccionan personal, porque las búsquedas se han democratizado y ahora se le da oportunidades a la gente talentosa que ocupa cargos en todos los niveles.
Las empresas pueden confundir la capacidad técnica o profesional con el talento, sin tener en cuenta que no todos los profesionales y técnicos son talentosos; porque sólo el talento es el que marca la diferencia entre el éxito o el fracaso.
Fuente: “El futuro del talento”; Andrés Hatum; “Tubulencia generacional”; Paula Molinari.