Se han ido muchos sueños e ilusiones,
al lugar del que nunca vuelven…
Y de repente, sin esperarlo,
surge algo nuevo que te hace reconocer
la esperanza, que alguno logre poder realizarse.
Es como el retoño verde en la madera del árbol
seco, que consigue motivar con ese reverdecer
increíble, nuevos alientos incluso aromas y parece,
como si te trasladara fuerza y ánimo para alcanzar
de nuevo, tus anhelos.
Eso aprecio cada año, en una vieja higuera mutilada,
en un rincón de un patio de colegio por el que paso
de forma frecuente y pienso que sus raíces amargadas
de invierno y de tanto trasiego, a pesar de todo,
continúa dando sus dulces frutos y a mi me provoca,
el contagio de ese flujo de optimismo que
sentía que también se había ido…
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