Las hojas ceden todo su ser dejándose caer, sabiendo que la rama las a-coge en el regazo del árbol.
Confían!
Las flores estallan en colores, aunque sea invierno, no temen ni al frío ni al viento.
Confían!
Si en una fuerte ráfaga el vendaval se lleva la hoja o el color de la flor, seguirán confiando, pues es el aliento de vida que las mece y traza el bello dibujo que su existencia prende en el firmamento.
Si temieran y no entregaran todos sus sueños y esperanzas al vacío, el árbol perdería su gracia y belleza.
Si reservaran sus colores en su interior para no atraer la mirada del sol, dejarían de ser flor.
Ocultar nuestra esencia en la desconfianza y el miedo, dejaría al árbol de la vida sin rama, sin hoja, sin fruto, sin esencia, sin flor.
Confíar!
Ser la alegría de una hoja en toda su sencillez y esplendor.
Bailar con el viento, prendiendo de las flores colores, en el perfume de los cielos.