Aunque los aviones han demostrado ser el medio de transporte más seguro, según la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), una de cada seis personas, entre 35 y 55 años, en su mayoría mujeres, que tienen que viajar en ellos, sufren de aerofobia, o sea que temen volar.

Desde que los aviones comenzaron a surcar los cielos del mundo, los individuos, en general, suelen experimentar distintas sensaciones a la hora de subirse a un avión.

Los hermanos Wright, que eran fabricantes de bicicletas, fueron los que finalmente lograron mantener un vehículo en el aire, que posteriormente haría posible los viajes internacionales a nivel masivo y el transporte de cargas, a cualquier parte del mundo.

Todavía resulta difícil entender para la mayoría de nosotros cómo una estructura de más de mil toneladas puede mantenerse en el aire y llevar a centenares de pasajeros en cada viaje, a los lugares más distantes.

Todos los días se elevan en el aire alrededor de cuatrocientos mil aviones en el mundo, sin ningún tipo de inconvenientes; y la probabilidad de un siniestro grave es de una en veinte millones.

El miedo a volar tiene varias causas que se combinan entre sí, como por ejemplo: una mala experiencia en un vuelo anterior, la difusión de accidentes aeronáuticos a través de los medios, el estrés laboral o social, los factores familiares que agrandan los temores, etc.

El médico psiquiatra Claudio Plá, es especialista en aerofobia y creador de “Poder Volar”, un espacio dedicado a enseñar a la gente a vencer su miedo a volar.

El miedo a volar se manifiesta con síntomas similares a los del ataque de pánico, y pueden ser físicos, mentales y conductuales, como por ejemplo: descarga de adrenalina, tensión muscular, sensación en el estómago de aleteo de mariposas, sudoración en las manos, mareos, taquicardia, miedo a perder el control o alteración de la atención.

Todos estos síntomas hacen que la persona evite subirse a un avión y se prive de visitar lugares distantes que desea conocer o bien elija las principales líneas aéreas para viajar.

El miedo a volar se basa principalmente en el miedo a la pérdida del control, ya que es otro el que está cargo de conducir el avión y el que sabe hacerlo, en tanto que el pasajero es un espectador pasivo que tiene que entregarse y poner su confianza en alguien que ni siquiera conoce y permanecer varias horas en un aparato que no conoce.

También está ligado a la claustrofobia (el miedo a los espacios cerrados), a la acrofobia (miedo a las alturas) y a la agorafobia (miedo a los espacios abiertos).

El miedo a volar generalmente fluctúa, a veces se puede controlar pero también se pueden sufrir recaídas.

Solamente una tercera parte de los pacientes que realizan un apoyo terapéutico para enfrentar un vuelo, logran una remisión completa de este trastorno.

Los cursos contra el miedo a volar sirven para despejar dudas, erradicar mitos y fantasías irracionales y modificar creencias personales sin fundamento, debido casi siempre a una visión distorsionada de la realidad.

Las técnicas más comunes para vencer el miedo son los ejercicios de respiración y relajación y la administración de una medicación para controlar la ansiedad anticipatoria, durante algunos días previos al viaje.

Las estadísticas revelan que el mayor porcentaje de auto medicación se produce en los vuelos.

Según los datos proporcionados por la Asociación del Transporte Aéreo Internacional (IATA), el 70% de las tragedias aéreas se produce debido fallas humanas y el resto a problemas técnicos; y está demostrado que viajar en automóvil es 21 veces más peligroso que trasladarse en un avión.

La ley exige que el mantenimiento de los aviones debe ser completo y regular. Estas revisiones pueden ser rápidas, minutos antes del despegue o antes del primer vuelo del día; esporádicas, o sea, cada cien horas de vuelo; o completas en las que se desmantelan totalmente varios sectores de cada avión para inspeccionarlos a fondo.

Todas las rutas aéreas están cubiertas por radares, lo que permite realizar el seguimiento permanente de las aeronaves; y el personal de las torres de control es el que controla el tráfico aéreo.

Fuente: “Muy Interesante”; 08/2009; “Miedo a volar”; Federico Kusko.



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