
Envidia y obsesión malas compañeras, que por mucho que quieras tus cuentos son quimeras y te llevan a la perdición.
La mano que te fue tendida mordiste cual canalla, iniciando una batalla y construyendo una muralla hecha a base de mentiras.
Y esa obsesión que te ciega te llevará a la ruina, destruyendo tu propia vida y abriendo en tu carne una herida que jamás cicatrizará.
Tu has elegido el camino sin medir a tu oponente, que esperará paciente a ver tu caída inminente pues escrito está tu destino.
Odio, rabia e impotencia no te darán la razón, y menos aún la traición que envenena tu corazón y te deja en evidencia.
Por más mentiras y rumores que intentes extender, con más fuerza has de padecer cuanto daño, ejercer pretendas con tus errores.
Que la justicia de los hombres y también la divina, a la vuelta de la esquina te esperan con su doctrina para causarte grandes horrores.
Y no es esto amenaza si así lo quieres entender, pues pronto vas a saber que el que hace daño ha de tener el castigo de la balanza.
Si tu vida carroñera de parásito inmundo cambiases hacia otro rumbo y en un pensamiento profundo echases tu rabia hacia afuera es probable que algún día vivieses tu propia vida y encontrases la salida del laberinto en que entraste solo por tu frustración.

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