Un día a dos campesinos, les regalaron un cochino (cerdo) a cada uno, pero no sabían como diferenciarlos.
Venancio, ya sé, córtale una pata a uno y el que no tenga pata es mío y el otro es tuyo.
En la noche, los cochinos se pelean y se quedan los dos con tres patas solamente, entonces Manolo dijo:
¡Córtale una oreja a uno y ese es mío, el que tenga dos orejas es tuyo.
De nuevo en la noche se pelean los cerdos y se quedan los dos sin una oreja. Entonces Venancio dice:
Córtale la cola a uno y ese será mío.
Por supuesto que en la noche se vuelven a pelear y se quedan sin cola, de pronto Venancio tiene una gran idea:
¡Ya sé!, el blanco es tuyo y el negro mío.