Se puede conocer a un ser humano mediante el análisis de los trazos, los espacios en blanco y por cualquier otro signo característico que manifieste en su escritura.
El principio básico es que modificando los rasgos de la escritura se pueden modificar también ciertas características del carácter que deseamos desechar.
La escritura ascendente ayudará a estar de mejor ánimo, a ver las cosas con mayor optimismo, a estar de buen humor, a tener esperanza, capacidad de iniciativa y decisión.
Esta forma de escribir aumenta la fortaleza interior y minimiza los sucesos que ocurren en el ambiente, proporciona mayor confianza en uno mismo y más coraje para enfrentar los momentos difíciles.
También tiene efectos positivos terminar cada palabra termine también más arriba de donde empezó, teniendo en cuenta que la primera parte de una palabra es consciente y la última inconsciente, lo que produce, según la teoría psicoanalítica, fenómenos psicológicos que influyen en la conducta.
También revela los objetivos alcanzados, la seguridad, las dudas y el deseo de contacto.
La firma es un trazo que pone de manifiesto la parte más íntima de la personalidad, la autenticidad o la falsedad hacia el mundo o hacia sí mismo.
La rúbrica, ese adorno caprichoso que cada uno realiza en la firma, también pone al descubierto a su autor, revelando el apoyo que necesita en su camino o el nivel de madurez que le permite avanzar libremente sin obstáculos hacia su meta.
Si desean tener un espíritu alegre y positivo su firma deberá ser ascendente. De esta manera manifestarán su fe en el éxito, su alegría de vivir y la esperanza de alcanzar lo que se proponen.
Si el texto tuviera una dirección descendente y la firma fuera ascendente, también estaría revelando un buen estado de ánimo, entereza ante los obstáculos y la intención de conseguir alcanzar las metas propuestas.
La presión de la escritura también tiene significado. Si es firme y tensa y a esto se le agrega la forma curva de la base de las letras, tenemos a alguien valiente, audaz y optimista, con mucha fortaleza, que difícilmente se derrumba ante las dificultades.
Resumiendo, para tener un carácter optimista es necesario procurar que los rasgos de la escritura sean ascendentes, aunque no demasiado; que las palabras terminen ligeramente más arriba de donde comenzaron; que la firma sea también ascendente y regular y que la escritura sea de trazos firmes y seguros.
Fuente: “Sus letras hablan”; Cándida Sanz Denche; Ed. Prosopón.