La primera generación de hijos de donantes de espermatozoides y de óvulos anónimos, de
Argentina, ya son jóvenes de 16 años; y lo que está ocurriendo actualmente, es que los que se enteraron que son hijos de donantes, están intentando averiguar quiénes son sus padres biológicos.
Por este motivo, en estos momentos en este país se está debatiendo la ley para defender los derechos de hijos de donantes anónimos, que quieren conocer a sus progenitores.
Esta es una realidad que está ocurriendo ahora y que parece no haberse contemplado en su momento como posibilidad, desconociendo la necesidad básica de todo ser humano de saber de dónde proviene, quiénes son sus padres y eventualmente si tiene familia.
El interés de estos chicos se centra en los motivos que llevaron a los donantes a prestarse para la donación, cómo son estas personas ligadas a ellos por lazos de sangre, su origen étnico, sus cualidades, su vocación y características y eventualmente llegar a conocer sus antecedentes hereditarios.
La ley debe interpretar que en caso de que estos niños sufrieran alguna enfermedad de difícil diagnóstico, conocer sus antecedentes hereditarios puede ayudar a identificarla y realizar el tratamiento adecuado.
Del mismo modo, en caso de necesitar un transplante, las posibilidades de conseguir un donante vivo aumentan si se sabe quiénes son los familiares directos y aún si tienen medios hermanos.
Si los padres biológicos fueron donantes habituales, pueden existir actualmente muchos niños que son medios hermanos sin saberlo, encontrarse, casarse y tener hijos; de modo que hay más de un motivo para conocer la identidad de los donantes y a medida que la ciencia avanza se hace cada vez más necesario.
En aquellos años, cuando estos procedimientos recién comenzaban, la regla general era mantener al donante anónimo, pero actualmente, las cosas han cambiado y las nuevas necesidades imponen un registro de los donantes para sus eventuales futuros descendientes.
Vivimos en una sociedad donde prevalece el saber y el método científico por sobre cualquier otro cuestionamiento que no sea orgánico; pero la eficiencia científica en humanos no garantiza eficacia existencial para un sujeto, que puede sentirse psicológicamente afectado en el futuro al saber que su vida proviene de un donante.
La búsqueda de la identidad es un proceso que tenemos que atravesar todos en la adolescencia para poder desarrollar todo nuestro potencial normalmente. Si existen factores imposibles de conocer sobre el origen verdadero de una persona, puede hacer que el procedimiento para procrear mediante una donación anónima sea motivo de una vida de frustración por falta de fundamento.
Una persona es un ser biopsicosocial, según la definición de la Organización Mundial de la Salud, de modo que es imperativa atender los tres niveles desde el momento de la concepción.