
Yo soy aquel que ayer no más decía el verso azul y la canción profana, en cuya noche un ruiseñor había que era alondra de luz por la mañana.
El dueño fui de mi jardín de sueño, lleno de rosas y de cisnes vagos; el dueño de las tórtolas, el dueño de góndolas y liras en los lagos;
Mas, por gracia de Dios, en mi conciencia
melificó toda acritud el Arte.
¡Oh, la selva sagrada! ¡Oh, la profunda emanación del corazón divino de la sagrada selva! ¡Oh, la fecunda fuente cuya virtud vence al destino!
Y la vida es misterio; la luz ciega y la verdad inaccesible asombra; la adusta perfección jamás se entrega, Y el secreto Ideal duerme en la sombra."
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Quetal
Vida, luz y verdad, tal triple llama produce la interior llama infinita; El Arte puro como Cristo exclama: Ego sum lux et veritas et vita!
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