En 1546 se publica De revolutionibus coelestium libri VI, seis libros en los que se recogen las teorías copernicanas sobre los movimientos celestes. Dichas teoría sostiene que es la Tierra la que gira alrededor del sol, revolucionaria hipótesis que pone fin al geocentrismo vigente durante tantos siglos (Grecia, El Renacimiento II). Sin embargo, Copérnico siempre mantuvo que sólo se trataba de una hipótesis científica… La verdadera revolución estaba podíamos llegar.
En efecto, fue Galileo quien, a través de un telescopio, demostró que la teoría copernicana no era sólo una hipótesis, si no un hecho demostrable. Las autoridades eclesiásticas, con el Papa a la cabeza, se le echaron encima y le amenazaron con la tortura. Galileo, amedrentado, rectificó, examinó sus papeles y dijo haberse equivocado. A este momento de frustración sigue un gesto de rebeldía: «Y sin embargo, se mueve», murmuró obstinado mientras daba un golpe con el pie en el suelo.
Preocupados por el contenido de sus teorías físicas, los contemporáneos de Galileo pasaron por alto un detalle muy significativo, casi más revolucionario que cualquier movimiento terrestre: el descubrimiento no se había realizado a través de especulaciones matemáticas, sino por medio de un telescopio, es decir, una máquina construida por el hombre. Este hecho señala el comienzo de la fructífera alianza entre el hombre de ciencia, históricamente dedicado a la especulación, y la ingeniería, disciplina eminentemente práctica.
¿Quién lo hizo?
Gracias a la colaboración entre ciencia y técnica el hombre ha inventado muchas cosas … ¿Sabes asociar a cada inventor con se inventó?
