¡SE PUEDE estar ciego de tantas maneras…!
¡Qué triste la ceguera de la rosa ante su propia belleza!
Pero más triste la de aquel que, más allá de sí mismo, de sus usos y costumbres, de sus gustos y preferencias, no es capaz de descubrir, lo bueno y verdadero.
¡Qué tristeza la del corazón no abierto a la hermosura del Mundo!
¡Cuán grande la libertad de la mirada que arrastra en su red barredera todas las
verdades, bellezas y bondades
de la vida, como alimento de su corazón!
¤¤¤
P.A.Lopez Baeza
Quetal
|