Es una pregunta que atraviesa todo el psicoanálisis. Una pregunta que se la hizo Freud y luego Lacan.
Es también una pregunta con la que se puede recorrer cada “caso clínico”, por ejemplo. Falo es una palabra que usamos mucho los que practicamos el psicoanálisis. Es que hablamos todo el tiempo del Falo. Que esto es fálico, que la madre fálica, que la mujer fálica, etc…
Entonces llega a ser también una pregunta que se hacen muchos que rodean a esta especie rara que somos los psicoanalistas. ¿Qué es el falo?
Hay que decir que históricamente se ha confundido al Falo con el órgano sexual masculino, que es el lado por el que entra en el psicoanálisis. Desde un principio Freud sitúa al Falo como único referente para la distribución de los sexos.
¿Qué quiero decir con esto? Que no es que se nace hombre o mujer…
Ya Freud encuentra que el órgano genital de la niña no está inscripto en el inconsciente; si se inscribe en el inconsciente es, precisamente, como una falta.
Tampoco está inscripta en el inconsciente la complementariedad entre los sexos. Tanto para Freud como para Lacan existe un solo referente: el falo.
Es así que la mujer entonces aparece definida en menos en relación al órgano, lo que según esta lógica genera la envidia del órgano faltante. Así, con el penisneid, la envidia del pene, es que se inicia el camino hacia la feminidad, algo que desde Freud lo situamos como un proceso; es decir, no es desde entrada.
De eso se trata la teoría falocéntrica freudiana: existe un solo órgano, el órgano sexual masculino. Y en función de ello -como dirá luego Lacan- giran los sexos.
Pero respecto de esta teoría falocéntrica que postula Freud, surge en los años ’20, como efecto, una reivindicación femenina, plasmada en un movimiento que se iba gestando de un grupo de analistas mujeres en Viena, que se encargaron de esta manera de reivindicar la vagina y desde ahí proclamar la existencia de la mujer. Tenemos a Melanie Klein que dice que en ambos sexos hay un conocimiento inconsciente tanto de la existencia del pene como de la vagina. Que eso es inherente a todo ser humano.
De esta manera, la psicoanalista Melanie Klein entiende que coinciden en la realidad la mujer y la hembra, resolviendo así la cuestión desde el lado del sentido común podríamos decir.
Pero siguiendo a Freud y Lacan, nosotros decimos que si para ambos sexos existe un solo referente, esto significa que en el inconsciente no se inscriben los sexos sino que lo que se inscribe es la presencia o falta en relación a un elemento.
De esto se trata la sexuación. La presencia se asocia al hombre. De eso no hay nada que decir. Es real. La pregunta que se abre en relación a la mujer es ¿qué hay más allá de las identificaciones al falo y a los estereotipos sociales de cada época, o de su función como madre?
Lacan encuentra que la feminidad hay que explorarla más allá del semblante, más allá de las mascaradas, más por el lado de lo real; ya que el semblante definido por Lacan recién en su Seminario 18 (1971) es una ficción simbólico-imaginaria.
De la feminidad hablaremos en otra oportunidad.