Muchos de los grandes hallazgos a lo largo de la historia han sido fruto de serendipias, pero ¿Qué es una serendipia?
Las serendipias en la historia
¿Os imagináis a Calvin, premio Nobel de Química en 1961 sentado en su coche esperando a que su mujer terminara de hacer unos encargos, cuando le vino la inspiración para explicar la fotosíntesis de las plantas? ¿O a August Kekulé, que soñó con átomos y moléculas que formaban cadenas serpenteantes que se retorcían, y una de ellas se convirtió en una serpiente que se mordió la cola, formando un círculo y girando con gran rapidez sobre sí misma, lo cual dio origen a la explicación de la molécula del benceno?
Eso eran serendipias, sí, descubrimientos o hallazgos afortunados e inesperados. También conocidas por este nombre la casualidad, la coincidencia o un accidente. Sin duda, maneras muy románticas de hallar algo.
Así, muchas de ellas, han ocurrido en las ciencias, como hemos comentado anteriormente, incluso Albert Einstein dijo haber sido víctima de esta cualidad en algunos de sus hallazgos. También en la literatura son bien conocidas, por ejemplo, Stevenson el creador del personaje del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, tuvo un sueño que fue el que le sugirió las ideas para la creación de este personaje.
Fruto de estos descubrimientos accidentales también han sido las patatas fritas, los rayos X, la penicilina, el principio de Arquímedes, los microondas, o la viagra.
Pero no solo los científicos o escritores son testigos de las serendipias, nosotros también podemos presenciarlas en nuestra vida cotidiana. ¿No habéis llegado alguna vez por casualidad a algo que buscabais en Internet?
¿Y de dónde procede la palabra serendipia?
El origen de la palabra serendipia procede del cuento Los tres príncipes de Serendip, que fascinó a Horace Walpole, en el cual se relataban las aventuras de tres príncipes, dotados de un extraño don que les permitía realizar descubrimientos por accidente y sagacidad. Proponiendo posteriormente el término “serendipia”.
Una palabra similar en español sería “chiripa”.
Por último, señalar que no debemos confundir la serendipia con el fenómenos eureka, en el cual, el descubrimiento de algo se produce porque se busca con afán.
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