La ludopatía en la mujer, tiene un perfil diferencial al de los hombres, aunque apuesten menos, niegan su dependencia con más ahínco y suelen ser más reacias a buscar ayudar profesional.
Muchas personas ven el apostar como una forma divertida de asumir un riesgo. Pero esa diversión puede llegar a convertirse en un problema de salud específico, si no se mantiene bajo control. Estas personas pueden llegar a perder grandes cantidades de dinero, así como arruinar su vida o agravar sus problemas, llegando a caer, en la adicción al juego o ludopatía.
Aproximadamente un 2-3% de la población española se encuentra afectada por este problema, aumentando su incidencia en adolescentes en los últimos años.
El perfil de las mujeres ludópatas
Las mujeres ludópatas parecen distribuirse en dos grupos, aquellas de 18-30 años principalmente solteras, y aquellas de 45-55 años, casadas o divorciadas.
En relación al nivel educativo, cuanto menor es éste, mayor es la probabilidad de desarrollar una adicción al juego. Y respecto a la situación laboral, hay un claro predominio de las amas de casa.
Por lo general, a diferencia de los hombres que prefieren los juegos inmediatos y activos, como las máquinas tragaperras, las mujeres prefieren los pasivos y menos inmediatos como son la loterías o cupones. Aunque es el bingo en el que mayor número de mujeres ludópatas pierden su dinero.
¿Qué les motiva a jugar?
Por lo general las mujeres tienden a la ludopatía para hacer frente a sus problemas personales como el aburrimiento o la soledad, y familiares, así como para afrontar su estado de ánimo disfórico.
También en este caso pueden contribuir los antecedentes familiares de juego o alcohol excesivo. Pudiendo aumentar el riesgo con la presencia de un divorcio temprano entre los padres, o la experimentación de algún suceso traumático como la pérdida de un ser querido.
Las conductas impulsivas y el consumismo excesivo también son factores de riesgo para la ludopatía.
Consecuencias de la ludopatía en la mujer
La ludopatía conlleva un deterioro de la mujer en los planos físico, mental y relacional de manera progresiva.
Trastornos mentales como la depresión o la ansiedad, así como alteraciones psicosomáticas pueden constituir la parte más visible de la ludopatía. Por el contrario, aquello que no se ve, y que por un tiempo puede permanecer oculto sería el sufrimiento causado por las pérdida económicas, la inseguridad de ser descubierta, las mentiras o los autoengaños.
Además, los hijos también pueden sufrir las consecuencias de una madre jugadora patológica, más aun que cuando es su padre. Los hijos también sufren las consecuencias del deterioro económico, así como las disputas entre los padres, pudiendo llegar a ser el blanco de abuso tanto verbal como físico. A veces, pueden sentirse como los responsables del clima emocional presente en el hogar, reaccionando de diversas maneras (bajo rendimiento escolar, conductas de juego, abuso de sustancias).
Por último, es importante señalar que la visión de la mujer adicta al juego, tiene un carácter más negativo que en los hombres, que contribuye a impedir el reconocimiento del problema y el retraso de la búsqueda terapéutica.