“Destacabilidad del estímulo. Capacidad para “llamar la atención” del sujeto. La intensidad es una más de las características de la saliencia. Lo que sucede es que, normalmente, neutralizamos las demás variables que determinan la saliencia y sólo variamos la intensidad”.
Te has quedado como estabas, ¿Verdad? Sigue leyendo y te explicamos en qué consiste realmente la saliencia.
“Me llamas la atención”
No se va a hablar de las primera impresiones que posiblemente todos los lectores sabrán que son, en primer lugar, difíciles de cambiar y, en segundo lugar pero no menos importante, basadas en determinados indicios que sobresalen por encima del resto.
En este segundo punto es dónde entra la saliencia y el dicho popular de que ”la primera impresión es lo que cuenta” ya que, a pesar de que en una reunión habitual existen determinados comportamientos estándar, lo cierto es que lo que capta la atención, lo que genera el sesgo por el cual reconocemos al otro como individuo, son justamente estos estímulos que presentan una determinada saliencia.
Podríamos definir la saliencia de un modo muy coloquial como ese resorte que salta en nuestro entendimiento cuando conocemos a otras personas y nos llaman la atención. Normalmente, asociamos determinados rasgos como, por ejemplo, un comentario mordaz, con la inteligencia o con la impertinencia o con la prepotencia. Dependiendo de cuál sea nuestra valoración personal de este rasgo, la persona quedará, en un primer momento, marcada por la misma.
¿Por qué saliencia con unos estímulos y no con otros?
Según la psicología social y, concretamente, según diversos estudios acerca del comportamiento en una sociedad occidental actual, existen algunos factores que hacen que nos quedemos con esos estímulos y que el sesgo prosiga:
- Profecía autocumplida: Parece psicología callejera pero cuando una persona pone unas expectativas sobre otra, sea cuál sea su pensamiento, será muy posible que se cumplan debido a que la primera impresión es lo que cuenta.
- Selección perceptiva: La saliencia de unos atributos con respecto a otros hace que se obvien el resto de actitudes y aptitudes del otro, hasta adaptarlos a nuestro esquema mental.
- Optimismo: Los estados de ánimo positivos suelen hacer que se remarquen los puntos positivos de la persona que se acabe de conocer de una manera más consistente que en otros casos ya que este es un estado de ánimo que se quiere preservar.
Estos y otros muchos factores contribuyen a que unas personas nos motiven y rehusemos el contacto con otras. Conocer todos estos es clave para no dejarnos vencer con eso de que la primera impresión es lo que cuenta ya que muchas veces estos estímulos que sobresalen negativamente en un principio pueden hacer que nos neguemos a conocer a personas por las que merece la pena volver a mirar, esta vez, con otra perspectiva.