Yo creo, queridos amigos/as,
que los años pueden ser referente de tiempo vivido,
pero no son los años, precisamente, los que evejecen,
sino el desánimo, la falta de proyectos y el dejarse caer
en brazos de la nostalgia por el pasado
y el pesimismo por el futuro.
El arte de envejecer, mi nueva obra, consiste,
primero, en prevenir;
después, cuando las goteras, las limitaciones hacen presa
en nuestra vidas, aceptar con dignidad, con elegancia...
Pero, eso sí; siempre sin perder de vista
el presente y viviendo el día a día,
repartiendo lo mejor que tengamos: sonrisas,
caricias, palabras....
Y no pretendiendo competir con la juventud
porque eso equivaldría a declararnos
viejos sin remedio.
Abramos el "paraguas", si las goteras nos calan,
y sigamos caminando con la antorcha
de la ilusión y creatividad en alto.
No quiero -repito y es cierto-
que me sorprenda la vida en la cama
o en un sillón;
mejor caminando y entonando
mi mejor canción de amor.
Isabel Aguera Espejo-Saavedra