Zombies sin voluntad
En ocasiones, nos convencemos de que nuestros fracasos se deben a la escasez de medios a nuestro alrededor, a un distanciamiento con la diosa fortuna, o incluso a convivir con unas circunstancias adversas. Pero en realidad, probablemente lo único que nos impide conseguir o alcanzar nuestras metas, es la ausencia de fuerza de voluntad.
Un maestro quiso enseñar una lección especial a sus alumnos, y les ofreció la opción de escoger entre tres exámenes: uno de cincuenta preguntas, uno de cuarenta y uno de treinta. A los que escogieron treinta y contestaron Correctamente les puso una “C”.
A los que escogieron el de cuarenta les puso una “B”, aun cuando más de la mitad de las respuestas eran incorrectas. Y a los que escogieron el de cincuenta les puso un sobresaliente “S”, a pesar de haberse equivocado en casi todas.
Como los estudiantes no entendían nada, el maestro les explicó:
“Queridos alumnos: yo no estaba examinando sus conocimientos, sino su voluntad de apuntar a lo más alto”.
La fuerza de voluntad, se mide exclusivamente por la cantidad de veces que renuncias a algo que te propones. Habitualmente, cuesta muchísimo alcanzar los objetivos o planes que uno idealiza, por ello debemos de partir con la idea de que serán muchos los baches, cuestas, y obstáculos, que encontraremos durante la carrera. Será difícil, duro, complicado, pero no imposible.
Conseguir un deseo o una meta a base de emplear a fondo nuestra voluntad, nos aportará una satisfacción enorme, una fuerza intrínseca, que enseguida nos impulsará a alcanzar otros retos, hasta llegar al punto en donde lograr pequeños desafíos nos parezca ridículo.
Ni que decir tiene, que soló aquellas personas que puedan cambiar su forma de pensa, y ejercitar su fuerza de voluntad, podrán modificar su destino.
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