
San Mateo el Evangelista
El Evangelista Mateo, que llevaba también el nombre de Leví, era uno de los doce Apóstoles de Cristo.
Hasta su llamado al apostolado, él era publicano - o recolector de impuestos, y sus conciudadanos no lo querían.
Los hebreos despreciaban y odiaban a los publícanos porque estos servían al invasor, maltrataban a su pueblo con la exigencia de los impuestos y, generalmente, se enriquecían más de lo debido.
Enternecido hasta el fondo del alma por la benevolencia del Señor - quien no lo evitó, a pesar del desprecio que le tenían los hebreos, y principalmente los líderes del pueblo israelí, los letrados y los fariseos, Mateo, con todo su corazón aceptó la enseñanza.
Él, con excepcional profundidad, entendió Su superioridad sobre las costumbres y opiniones de los fariseos.
Estos llevaban el sello de la virtud exterior, de la autoestima y del desprecio a los pecadores. Ésta es la razón de presentar detalladamente la alocución condenatoria del Señor contra los letrados y los fariseos - hipócritas, que encontramos en el capítulo 23 de su Evangelio.
Se puede pensar que por la misma razón San Mateo puso todo su corazón en la obra de salvación de su natural pueblo hebreo, tan embebido hacia aquel tiempo, con nociones falsas y puntos de vista fariseos. Su Evangelio está escrito eminentemente para el pueblo hebreo.
Hay bases para suponer que este Evangelio fue inicialmente escrito en hebreo y sólo más adelante, posiblemente, traducido al griego por el mismo autor. Escribiendo su Evangelio para los hebreos, San Mateo se puso la meta principal de demostrar que Jesucristo era justamente el Mesías del cual hablan los profetas del A.T., que la revelación del mismo era oscurecida por los fariseos y que sólo se aclaraba con el cristianismo, obteniendo su perfecto sentido.
Por eso, comienza su Evangelio con la genealogía de Jesucristo, queriendo mostrar a los hebreos su procedencia de David y Abraham. Él también usa una gran cantidad de citas del A.T. para demostrar el cumplimiento de las profecías.
El hecho de que el primer Evangelio está escrito para los hebreos se ve en que San Mateo, mencionando algunas costumbres, no considera necesario de explicar su sentido y significado, como lo hacen los otros evangelistas.
Asimismo, él deja sin traducir algunas palabras arameas, usadas en Palestina. San Mateo predicó largo tiempo en Palestina, luego fue a predicar a otros países, y finalizó su vida como mártir en Etiopía.
D/R
Quetal
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