CANTO AL DÍA QUE EMPIEZA
“Salimos de la noche
y estrenamos la aurora; saludamos el gozo
de la luz que nos llega resucitada y resucitadora.
Tu mano acerca el fuego
a la tierra sombría, y el rostro de las cosas
se alegra en tu presencia; silabeas el alba
igual que una palabra; tu pronuncias el mar como sentencia.
Regresa, desde el sueño,
el hombre a su memoria, acude a su trabajo,
madruga a sus dolores; le confías la tierra,
y a la tarde la encuentras rica de pan y amarga de sudores.
Y tú te regocijas, oh Dios,
y tu prolongas en sus pequeñas manos
tus manos poderosas; y estáis de cuerpo entero
los dos así creando, los dos así velando por las cosas.
¡Bendita la mañana
que trae la noticia de tu presencia joven,
en gloria y poderío, la serena certeza
con que el día proclama que el sepulcro de Cristo está vacío!"
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De la Liturgia
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Quetal
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