Iniciar una dieta puede ser desalentador, especialmente si no te preparas mentalmente para el cambio. De esta forma es más fácil comenzar una dieta y conseguir establecer la rutina, y no decaer en la mínima posibilidad.
Entiende porqué quieres o necesitas comenzar una dieta o cambio de vida. Para hacer esto puede ayudarte hacer una lista de las cosas que quieres cambiar, y porqué quieres cambiarlas. Una buena dieta no inicia con un capricho. Tomate tu tiempo para este paso.
Investiga muchas dietas para conocer y encontrar las mejores opciones. Luego elije un método realista que funcione para ti y tu estilo de vida. El hecho de que una dieta funcione para un amigo no quiere decir que sea el plan perfecto para ti.
Ten en cuenta tu horario. Correr todos los días puede ser algo grande, pero si estás demasiado ocupado para mantener una rutina como esa, es posible que desees la posibilidad de correr algunos días, o hacer otras actividades que puedas encajar en tu horario.
Debe ser sencillo. Un plan de dieta y ejercicio fácil de hacer y entender, tendrá más éxito que un plan al que no le puedes dedicar tiempo, o no entiendes por completo.
Programa tiempo para hablar con un médico, entrenador, o nutricionista. Hablar con gente especializada siempre es comenzar con el pie derecho. Estas reuniones te ayudarán a encontrar la motivación que necesitas y serás capaz de tomar decisiones más inteligentes. Trata de ser honesto con quien hables. Si no te gusta correr, no sabes cocinar, o tienes otros problemas, es mejor que el especialista lo sepa para que pueda ofrecerte alternativas. Si te dan un plan genérico que funciona, pero no es para ti, que ellos lo sepan. Recuerda que estás pagando para que te ayuden, no para que te tiren por la cabeza una dieta estándar.
Piensa en un sistema de recompensas antes de empezar la dieta. Escribe tus objetivos, y un premio para cada vez que cumplas uno.
Piensa en las “comidas trampa” antes de tiempo. Hay gente que evita las comidas trampa por completo, pero es duro. Hay personas que un día a la semana se permiten comer mucho y mal, y otras personas se permiten un bocadillo por día. Piensa en qué harás en esos momentos donde sientas la necesidad de comer hasta reventar. Trata de ser lo más coherente posible.