Planearlo todo no siempre es buena idea
Cada día estamos más ocupados pensando en lo que queremos para los siguientes años. Los niños van a la escuela y aprenden que lo que ahí se les enseña les permitirá tener los conocimientos necesarios para llegar a la universidad, cuando somo adolescentes se nos obliga a elegir la carrera que estudiaremos. Al llegar a la universidad aprendemos una variedad de temas de deberían ayudarnos a conseguir un buen empleo, el cual nos impone nuevas metas cada día. Trabajamos y trabajamos pensando en la jubilación, en la cual descansaremos y nos divertiremos si la salud y el dinero lo permiten...
Las diferentes crisis de nuestra vida
Adolescencia. Dejamos de ser niños pero aún no somos reconocidos como adultos. Se nos exige que tomemos algunas decisiones y que responsabilidades, lo que crea grandes confusiones. Aquí comienza la carrera por alcanzar metas y lograr lo que se espera de nosotros.
Crisis de los 20 - 30. Esta crisis se puede dar en cualquier momento entre los años 20 y 30 de una persona cuando al terminar los estudios tomamos múltiples responsabilidades: encontrar empleo, independizarnos económicamente, vivir solos, encontrar la pareja adecuada. Es decir, de las decisiones que tomamos durante esta etapa depende gran parte de nuestro futuro.
Crisis de los 40. Después de tomar decisiones, llega el momento de pensar si realmente lo hemos hecho bien. Este es el momento de una revolución en nuestra vida, en el que muchos descubrirán que viven la vida que otros les dictaron y no la que querían. Algunos cambiarán o lo dejarán todo, mientras que otros buscarán la forma de adaptar lo que quieren y lo que tienen.
Crisis en la vejez. Los hijos se han ido y en el mejor de los casos, aún se vive en pareja. En este momento nos damos cuenta si nuestra vida realmente fue lo que esperábamos. Es la etapa en que se aprende a vivir con los deseos, recuerdos, miedos y fracasos obtenidos a lo largo de la vida.
Planear es bueno, vivir es mejor
Habrá quienes vivan su vida llena de alegría y emoción, pero seguramente no serán los mismos que planeen cada minuto. Quizá es momento de ver en qué punto estamos y planear sólo lo necesario para dejar que la vida nos sorprenda viviendo un minuto a la vez y evitar que al final nos deba experiencias y nosotros le debamos sonrisas.
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