
Aletea el Señor sobre las aguas
fecundando el abismo de inocencia,
el dador de vida donaba su clemencia
y surgía desde el caos una esperanza.
Empollando la creación bajo tus alas
diste origen a la luz que nos da el día,
venciste la tiniebla que cubría
la tierra en que la luz se levantaba.
Padre de la luz que envuelve el firmamento
y que separa tu cielo de las aguas
fuente divina que quiere fecundarlas
para que estalle la vida en su momento.
Llenas la tierra entera de tus frutos,
los árboles, las plantas, las semillas,
los prados y los montes con su maravilla
son el misterio en que te descubro.
Das a luz en la noche las estrellas
y en el día domina un sol inmenso,
él nos protege con el fuego intenso
que enciende una luna casta y bella.
Hierve el mar, la semilla se hace fiesta
y las aguas estallan en peces de colores,
las aves en el cielo y ruiseñores
que transforman en palacio la foresta.
La tierra se cubrió con animales
y retoza la vida en nuestros campos,
el oso y el león, corderos mansos,
la armonía y tu paz fundamentales.
Y a imagen de tu Hijo creaste al hombre
semejante a tu Espíritu de vida
para que mantenga la tierra sometida
y la consagre a la gloria de tu Nombre.
Sigue aleteando tu Amor sobre las aguas
fecundando la creación de un pueblo nuevo,
peregrinos dirigidos hacia el cielo
que en el Amor donado tú consagras.
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