Cuando el sueño no llega
…”lo cierto es que los períodos de insomnio lo vuelven a uno pesado como un tronco y, al mismo tiempo, inquieto como una bestia salvaje.”
-Franz Kafka-
No dormir, o dormir menos de lo necesario, es una verdadera pesadilla que afecta a muchísimas personas en el mundo. Unos se despiertan en la noche al menor ruido, al menor estímulo, y no pueden volver a dormir. Otros dan vueltas y vueltas en la cama, o cuentan ovejas, o cambian el canal del televisor ochenta veces intentando distraer la inquietud.
Durante el insomnio sientes miedo, a veces de dormir, a veces de no dormir. Si te duermes, puede visitarte una de esas pesadillas que te dejan con el corazón colgado del techo. Si no te duermes, ¿cómo vas a enfrentar la faena personal o laboral al día siguiente? También sientes culpa, por todo lo anterior, sumado al hecho de que quizás no estás haciendo lo suficiente por librarte de ese fastidioso insomnio.
El asunto no para ahí. Es probable que también experimentes angustia, cuando sientas que tu mente divaga por toda suerte de preocupaciones sin encontrar un instante de reposo. Por algo decía Ciorán que “el insomnio es una lucidez vertiginosa que convertiría el paraíso en un lugar de tortura”.
Si comentas el problema, encontrarás respuestas de todo tipo. Que “es falta de fuerza de voluntad”, o que “hay unas pastillas estupendas que toma fulanito”. También te harán sugerencias sobre los beneficios de la Valeriana o, después de mirar tu cara de zombie, simplemente te aconsejarán un psiquiatra.
¿Qué hacer entonces?
Lo primero es tener clara una idea:
el insomnio no es un problema tan grave como puedes suponer, ni tan simple como para no prestarle atención.Casi todos los casos de insomnio tienen una causa psicológica. Pero en algunas ocasiones también pueden responder a un problema físico.
Para comenzar, es importante que descartes cualquier factor que pueda estar alterando tu manera de dormir. ¿Vives en un lugar muy ruidoso o con una iluminación inadecuada en la noche? ¿Bebes mucho café o licor? ¿Estás tomando algún medicamento nuevo? ¿Cenas muy tarde y de manera abundante?
Si detectas elementos de tu entorno que pueden estar dificultándote la capacidad para conciliar el sueño, elimínalos sin dudar.
Si en cambio lo que no te deja dormir es una condición física personal, como una dolencia crónica o algunas enfermedades respiratorias, debes consultar con tu médico tratante para encontrar la mejor manera de abordar la situación.
Puede pasar que estás óptimo de salud, tu entorno es perfecto y aún así
pasas toda, o gran parte, de la noche en vela, pensando en casi cualquier cosa. El trabajo, la pareja, los hijos, el perro, el vecino, la economía mundial o el Teorema de Pitágoras. Si ese es tu caso, en realidad más que un desvelo, lo que puede haber es “un velo” sobre tu verdadero problema. Lo más aconsejable es que pidas ayuda a un psicoterapeuta para que puedas indagar qué es lo que ocurre realmente.
Te recomendamos que seas muy prudente con el uso de fármacos, recetados o no. Sólo deben ser empleados en lapsos cortos y su uso prolongado no resuelve el insomnio, pero sí puede generarte una adicción.
No esperes mucho. El insomnio suele traer consigo otros problemas como fallos en el trabajo o dificultades en las relaciones. Y todo problema que no resuelvas, tenderá a crecer y multiplicarse.
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