Visualizar la causa del miedo ayuda a afrontarlo
A lo largo de nuestra vida nos enfrentamos a situaciones, en las que diferentes sensaciones, sentimientos y emociones surgen como armas que intentan defendernos de la realidad. Una de estas emociones, con doble filo, es el miedo.
Los miedos tienden a inundar de dudas, imprecisiones y pasividad nuestro día a día; pueden incluso estropear y acabar con nuestra calidad de vida y la de nuestros seres queridos.
¿El miedo?
Pero… ¿Qué son los miedos? ¿Existen personas sin miedo? ¿Quiero dejar de tener miedos? Estas y muchas más preguntas salen a la luz en cuanto la palabra “Miedo” aparece de una manera u otra.
Para comenzar es necesario decir que hasta el día de hoy no se conoce persona que no tenga miedos, por lo tanto debemos de darnos cuenta que la sensación de miedo es innata al ser humano. Y no sólo eso, tiene su función vital dentro de nosotros al ejercer una función relacionada con la supervivencia del hombre en este mundo.
Por lo tanto es de suma importancia saber que no se es un bicho raro por temer a pensar, decir o hacer cosas. Es un sentimiento más que posee todo ser humano con sus ventajas y desventajas; debemos de saber manejar para que no nos domine, como en cualquier otra emoción.
Muchos de nuestros miedos conviven con nosotros diariamente, la inseguridad, la rutina o la comodidad hacen que no sepamos de su existencia arrastrándonos a situaciones infelices e incomodas.
El primer miedo es reconocer que se tienen miedos, como cualquier reflexión personal se necesitan ciertas dosis de sinceridad y honestidad.
Visualizar los miedos
Existe un eficaz ejercicio psicológico que sirve para visualizar esos miedos y conocer si nos acompañan en la vida o nos arrastran por ella. Para ello necesitaremos un poco de tranquilidad y naturalidad con nosotros mismos. Cerremos nuestros ojos e imaginemos una situación que nos genere temor (hablar con una persona, decidirse por una opción… etc). Coloquemos nuestra persona acompañada de dos sombras negras, que representan nuestros miedos; si seguimos imaginando que nuestro yo comienza a caminar ante esa situación y las sombras lo acompañan a los lados o por detrás de él, nuestros miedos nos siguen pero avanzamos. En cambio si colocamos esas mismas sombras delante nuestro, seguimos sintiendo miedo y además no nos dejan ver ni avanzar.
Visualizar las situaciones que son potenciales semillas de nuestros miedos miedos puede ayudarnos a reflexionar sobre nuestras decisiones y el control que tenemos a la hora de tomarlas, recolocando a los miedos como pasajeros de nuestra vida y no como dictadores de nuestras emociones.
La simple visualización puede valer más que mil palabras.
Este es un primer y sencillo paso que puede ayudarnos a reconocer sensaciones que a veces no sabemos explicar y terminan provocandonos emociones negativas. Así ser consciente de qué lugar ocupan los miedos en nuestro pensamiento aporta una visión muy diferente de los problemas, siendo parte del primer peldaño para afrontarlos.
Los miedos no se eliminan, pero si es posible recolocarlos en un plano que les impida dominar nuestra vida. Son compañeros de viaje a los que hay escuchar y dominar al mismo tiempo.
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