¿Somos víctimas del apego?
Hay situaciones en la vida que todo ser humano está desgraciadamente “obligado” a vivir. Decepciones con los amigos, el primer desamor, infidelidades, mentiras, pérdida de nuestro puesto de trabajo. Todas estas situaciones, que son potencialmente negativas, pueden tener un reverso positivo, cuando la persona aprende de ellas, y luego se tiene que enfrentar de nuevo a estas situaciones o similares. Sin embargo, hay muchas personas que no son capaces a veces de salir del pozo. ¿Estás en esta situación? Pues a continuación encontrarás una serie pautas, que pueden ayudarte a superar algunos momentos emocionalmente negativos que atravieses en tú vida.
La autocompasión no lleva a nada
Imagina por un instante que te ha dejado tu pareja, o que has perdido tu puesto de trabajo. Al principio, es más o menos común echarle la culpa a la otra parte para sentirse mejor. Sin embargo, resulta claro que no servir de nada lamentarse ante lo ocurrido y no el que te sitúes en el lugar de víctima permanentemente. Una ayuda para este momento puede ser hacer autocrítica, y saber qué has hecho mal para así subsanar los errores y no volver a repetirlos en el futuro. Mucha gente tendría que preguntarse lo siguiente: ¿Qué he hecho mál? ¿En qué podría mejorar?
De esta forma, seguramente alcanzaras una visión más completa de tu problema, consiguiendo así que lo puedas superar o solucionar de una forma más rápida y menos dañina.
¿Estás abierto al cambio?
Hay personas a las que les gusta o sienten cierta predilección por momentos pasados frente a los presentes o los esperados. Habitualmente se convierten en personas que anhelan con frecuencia e intensidad tiempos pretéritos. Y a menudo, con ellos cosas que son superficiales y que con el mero paso del tiempo están condenadas a desaparecer o perecer. ¿Y qué pasa cuando ya no se tienen? Pues que los momentos de desdicha son más comunes y los de felicidad menos.
Esto también pasa mucho con las rupturas de pareja cuando una de las partes le dice a la otra: “Pues ya no siento lo mismo”, “Ya no tenemos la misma pasión…”. No todo queda inmutable en el pasado para que después se quede igual en el presente.
Algunas veces hay que aceptar los nuevos cambios como llegan y saber adaptarse a las situaciones como auténticos camaleones. Y si no se consigue, pues ya habrá más oportunidades para conseguirlo.
En definitiva, el cambio es algo presente en tú vida y una buena adaptación a él, probablemente te hará más fuerte tanto física como emocionalmente. De esto sabe mucho el pensamiento budista, y una de sus "cuatro nobles verdades absolutas".
Esta afirma que
para ser felices, no hay que ser esclavos del “apego”. Es decir, no se puede tener ese sentimiento de echar siempre de menos aquellos sentimientos o vivencias que tan felices nos hicieron en el pasado. Si se consigue simplemente recordar esos tiempos mejores como una etapa pasada de nuestra vida, será mucho más fácil ser felices y abrir nuevas puertas a experiencias mucho mejores.
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