El poder del optimismo
El optimismo es uno de los conceptos en los que el ser humano se apoya para dar una respuesta emocional positiva a su vida. Además, es el término principal dentro de los estudios de la Psicología positiva, referencia conceptual para su investigación y definición.
Alejándonos de concepciones académicas y centrándonos en el devenir diario de las personas, el optimismo es una herramienta emocional que puede ayudar a conseguir metas y objetivos a priori complicados.
¿Qué es el optimismo?
El optimismo se puede definir como el enfoque que diseñamos para enfocar las situaciones que suceden en nuestra vida.
A partir de esta simple descripción podemos darnos cuenta de la importancia del optimismo, que actúa de catalizador para configurar nuestras percepciones y dar fuerza a nuestras conductas.
Características del optimismo
Reconocer las renovadoras características del optimismo es tarea fácil. Algunas de ellas son:
• El buen humor: es la mejor carta de presentación de una persona optimista. Esto no significa ser “la alegría de la fiesta” a cada minuto, pero sí implica que en malos momentos personales seremos personas capaces de ayudar y escuchar a los demás.
• Construir soluciones ante la adversidad. Diseñar ventajas y soluciones frente a los problemas, nos convierte en seres activos en continua renovación, capaces de dar rienda suelta a nuestra capacidad de descubrimiento personal.
• La esperanza. Es familiar directo del optimismo, añade sentimientos de expectativas de futuro y muestra de forma brillante otro concepto sano emocional: la ilusión.
Desarrollar el optimismo en nuestra conducta diaria aportará nuevas revoluciones a nuestro motor vital. Es pilar básico para luchar contra la apatía y el desánimo, principales culpables de crear inconvenientes en nuestra realidad.
El optimismo no es una emoción de las personas que intentan alejarse de las responsabilidades y simplemente “piensan en positivo”. El verdadero poder del optimismo reside en nosotros mismos, conlleva un esfuerzo de trabajo todos los días; una actitud activa ante la rutina diaria es el primer peldaño a subir en la escalera del optimismo.
El conocimiento personal nos ayudará a definir nuestra vida, los inconvenientes, deseos o cualquier otra apetencia emocional que tengamos. Gestionando correctamente el optimismo diseñaremos un plan estratégico sano y puro que nos permitirá “atacar” las diferentes situaciones de nuestra realidad, aportándonos fortaleza y beneficio de todas ellas.
Por último, cabe resaltar una idea no menos importante: el entorno pesimista. Debemos de saber discernir y controlar las sensaciones que nos ofrecen las diferentes fuentes pesimistas que nos rodean. No obstante es y será una de las pruebas más duras que deberemos afrontar, superarlas o integrarlas de manera positiva en nuestra vida reforzará nuestro optimismo y esperanza.