Doña Primavera viste que es primor, de blanco, tal como limonero en flor.
Lleva por sandalias una anchas hojas y por caravanas unas fucsias rojas.
¡Salid a encontrarla por esos caminos! ¡Va loca de soles y loca de trinos!
Doña Primavera, de aliento fecundo, se ríe de todas las penas del mundo...
No cree al que le hable de las vidas ruines. ¿Cómo va a entenderlas entre los jazmines?
¿Cómo va a entenderlas junto a las fuentes de espejos dorados y cantos ardientes?
De la tierra enferma en las hondas grietas, enciende rosales de rojas piruetas.
Pone sus encajes, prende sus verduras, en la piedra triste de las sepulturas...
Doña Primavera de manos gloriosas, haz que por la vida derramemos rosas:
Rosas de alegría, rosas de perdón, rosas de cariño y de abnegación.
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