El arrepentimiento, ¿una emoción inútil?
“He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido felíz. Que los glaciares del olvido me arrastren y me pierdan, despiadados”. Así arranca el poema titulado El Remordimiento, escrito por Jorge Luis Borges. En estos primeros versos, se intuye el sentimiento de pesar que nace en una persona cuando sabe que ha hecho algo que no está bien.
En estas líneas, el escritor se arrepiente de haber dejado escapar la felicidad. En nuestro día a día, protagonizamos acciones más cotidianas que nos generan pesar y desasosiego. Hay otros tipos de remordimientos, digamos, preocupaciones menores y que simplemente nos recuerdan que actuamos mal en contra de nuestros principios. Si estamos a dieta y tomamos un dulce nos invade un sentimiento de culpa por haber sumado calorías que no deberíamos a nuestro organismo.
El remordimiento es un sentimiento muy asociado a otra emoción, la del arrepentimiento. Todos cometemos errores y nos arrepentimos por ello, pero hay ocasiones en las “culpas” se convierte en una carga emocional tan pesada que puede interferir negativamente en nuestro bienestar personal o en las relaciones con nuestro entorno.
Pero hay autores como Wayne Dyer que describen la culpa como una emoción inútil. Dyer argumenta esta postura basándose en la idea de que “la culpabilidad quiere decir que despilfarras tus momentos presentes al estar inmovilizado a causa de un comportamiento pasado”. Por eso propone transformar la culpa en una lección para aprender de nuestros errores pasados, para no quedarnos inmovilizados por ella, sino optar por dar una solución a esa situación que nos crea malestar.
¿PEDIR PERDÓN O LAVARSE LAS MANOS?
Reparar estos pensamientos negativos dependerá de varias circunstancias. No todas las acciones tienen las mismas consecuencias, algunas son más dañinas que otras, pero siempre se puede pedir perdón y aliviar ese daño.
Es importante que uno asuma la responsabilidad de lo que ha hecho, por lo que siempre será mejor aceptar el error, que culpar a otros para deshacernos de esas responsabilidades.No obstante, hay personas con la capacidad de limpiar su conciencia con agua y jabón. Todos recordamos la escena de Pilatos, quien tras tomar la decisión conflictiva, se dirigió a una pileta para lavarse las manos. Según un experimento, realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Michigan en EEUU, hacer esto puede ayudar a eliminar el remordimiento. Al parecer, tal y como se desprende de este estudio, el agua con jabón sirve para reducir el malestar que nos genera actuar en contra de lo que uno piensa.