
"Es necesario que nos fijemos en Jesucristo (...) Si no sabemos todo lo que Cristo aceptó de sufrir por nosotros... ¿Qué podríamos darle a cambio? ¿Qué fruto digno del que él nos ha dado? Cómo pagar todo el bien? Nuestro espíritu estaba tan débil que adorábamos piedras, madera, oro, plata y bronce trabajado por los hombres, y toda nuestra vida no era más que una muerte. (...) Porque él se apiadó de nosotros, su ternura se conmovió y él nos salvó cuando estábamos extraviados, que íbamos a nuestra pérdida, y que no teníamos esperanza de ser salvado fuera de él. Porque nos llamó cuando no existíamos y quiso que pasáramos de la Nada al Ser. (...) Así Cristo ha querido salvar lo que estaba perdido"
Homelía del siglo II
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