
Hay una gran diferencia entre esperar que las cosas sucedan y hacer que
las cosas sucedan. Para mantener vivo el amor a través de los años, hay
que trabajar en ello, pues no es algo que se de por hecho. Ambos
cónyuges deben buscar la forma de enamorarse todos los días.
Varias
veces hemos escuchado que el amor es similar a una planta, la cual hay
que regar todos los días, sacarla un rato al sol, echarle abono,
quitarle las hojas deterioradas, en fin, cuidarla para conservarla viva.
De igual manera sucede en la relación conyugal, todos los días debe
haber un cuidado que hacer para que el corazón no deje de latir.
Las siguientes son cuatro propuestas de fortalecer el amor, pero hay muchas más, es cuestión de “querer, querer”.
1. Dedicarse tiempo
Para
conectarse de nuevo hay que dedicarse tiempo el uno al otro, pero ese
tiempo debe ser de calidad; sin prisas, sin hijos, sin quejas, ni
reclamos. Los especialistas aseguran que una cita semanal fortalece el
matrimonio, pues mejora la comunicación, aligera el estrés y favorece la
relación romántica y sexual.
Además
de una cita semanal, es importante que la pareja busque otros espacios
para disfrutar de la compañía mutua, como por ejemplo, compartir un
hobbie, practicar algún deporte, tomarse un vino después de la jornada
laboral, ir al cine... También se puede sacar provecho de las
actividades cotidianas: hacer las compras en el supermercado, llevar a
los hijos al colegio, desayunar antes de salir de casa, encontrarse para
almorzar, entre otras.
2. Recuperar el romanticismo
Si
bien el romanticismo se suele asimilar sólo con el noviazgo y el
enamoramiento, en el matrimonio puede tener aún más importancia. “Hay
parejas que creen que ya no están enamorados, porque no sienten esa
emoción que muchas veces sentimos cuando estamos en la adolescencia, y
en la juventud, pero esto es sólo una confusión, porque cuando estamos
realmente enamorados de la persona con la que estamos casados, los
sentimientos son diferentes, porque simplemente ha madurado nuestro
amor, nuestro sentimiento, y nuestra relación en general.” Explica la
autora y educadora Maria de los A. Pérez.
El
romanticismo es por lo tanto, la forma como los cónyuges recuerdan y
reviven la decisión de amarase. Por eso, más que una flor, unos
chocolates o una cena -que también son necesarios-, el romanticismo es
volver a cuidar de los detalles, puede ser una llamada, un abrazo, un
gesto de colaboración, una palabra cariñosa, como también cuidar la
apariencia física para agradar al otro, cuidar los modales... En fin, es
un trato cálido y delicado, propio de una pareja que busca cultivar su
amor.
3. Demostrarle al otro que es importante
La
rutina y las diversas ocupaciones muchas veces hacen que nos olvidemos
del cónyuge, damos por sentado que está bien y no nos damos a la tarea
de escucharle, de preguntarle cómo se siente. Esto genera un clima de
despreocupación por el otro y muchas veces de discusión.
El
diálogo es la vía por excelencia para conocer qué le pasa al otro, tal
vez detrás de los reproches, el mal genio y las disputas, hay temores e
inseguridades que sólo se pueden descubrir tras una charla de completa
intimidad con el cónyuge. De estas conversaciones se suelen sacar frutos
que mejoran la relación, pues se toma conciencia de que sólo el
cónyuge, puede ser esa persona que nos llena, nos escucha, nos apoya, y
por eso se reafirma la decisión de haberla elegido.
4. Aprovechar las crisis
Los expertos aseguran que las crisis que acompañan las diferentes etapas del matrimonio
(no todas las parejas son propensas a ellas) si son bien manejadas,
ayudan a descubrir situaciones de mejora en ambos y rompen con la rutina
que es el enemigo número uno del amor conyugal. Las pequeñas
discusiones se pueden aprovechar, pues las reconciliaciones por lo
general, terminan en una noche romántica.
Disposición
y voluntad, este es el comienzo de todo buen plan de acción. Para sacar
adelante el matrimonio, hay que cuidar de esa mujer o ese hombre que
está al lado, en lugar de buscar su reemplazo.