La dislexia, cuando las letras nos causan problemas
La dislexia se asocia popularmente con la dificultad o incapcidad para leer textos escritos. Aunque es el rasgo más característico, no es el único problema que manifiestan quienes padecen este trastorno. Ser disléxico no se reduce, simplemente, a tener dificultad para leer o escribir, sino que acarrea otros problemas como la falta de memoria, confusión entre la derecha y la izquierda o dificultades en las nociones espacio-temporales, que interfieren en el desarrollo normal del aprendizaje.
Además de estos problemas, los disléxicos sufren cargas emocionales negativas porque se sienten incomprendidos por quienes les rodean, sobre todo, en su entorno familiar y escolar, donde se hace más patente este trastorno. Los niños con dislexia tienen que hacer un sobresfuerzo para comprender y aprender, pero los resultados y los reproches les crea una sensación de fracaso que a muchos les lleva a padecer cuadros de ansiedad, trastornos de conducta o, incluso, depresión.
SIN UN ORIGEN DETERMINADO
La dislexia suele diagnosticarse entre los 8 y los 13 años de edad y no se manifiesta en todos los individuos de igual manera. Las causas que originan este trastorno no están determinadas, dado lo complejo que resulta para el hombre comprender el funcionamiento de nuestro cerebro. No obstante, los estudios revelan que hay un componente genético que influye en la dislexia, además de causas neurológicas (pequeña disfunción cerebral), trastornos emocionales e incluso un incorrecto método de aprendizaje, que provoca en los individuos problemas para asociar el fonema y la grafía.LA DISLEXIA EN EL ÁMBITO EDUCATIVO
Es en el ámbito educativo donde estas personas encuentran más obstáculos y se agudiza el problema. En los disléxicos, el hemisferio cerebral que procesa la información visual va más lento que el hemisferio que se encarga de procesar el lenguaje. De ahí que presenten tanta dificultad para la compresión del lenguaje escrito. Los individuos tienen que hacer enormes esfuerzos para las actividades relacionadas con la lectura y escritura, por lo que tienden a rechazar este tipo de tareas.Los errores que comenten los disléxicos con más frecuencia están relacionados con actividades de lectoescritura. Generalmente, tienden a omitir o añadir letras o sílabas, sustituir una letra por otra, cambiar el orden de las letras, saltar las líneas cuando leen o incluso unir o separar de modo inadecuado las palabras. De ahí, que entender lo que leen entrañe tanta dificultad para ellos.
De la mano de las nuevas tecnologías, recientemente llegaba una noticia optimista para quienes padecen dislexia. Un proyecto en formato de juego de ordenador ha salido al mercado para mejorar el nivel de lectura de los niños. Esta iniciativa ayudará quienes padecen dislexia a entrenar sus capacidades de manera divertida y disminuir las dificultades que encuentran a la hora de desarrollar sus destrezas educativas.