Miedo a la soledad
¡Quien se fijará en mi a esta edad!
¡No puedo empezar a esta edad!
¿Te suena familiar la frase?
Muchas personas, en especial, mujeres de edad mediana suelen mantener un matrimonio de apariencia. Soportan infidelidades, maltrato verbal y psicológico. Prohibiciones de compartir con sus familiares y amigos. Negativa para que ejerza la profesión y se mantenga en casa para criar a los hijos. Sin permitir, que alcancen metas profesionales, sociales, económicas en donde desarrollen sus talentos.
Esta situación produce angustia, tristeza, desesperación en ocasiones deriva en rabia y frustración para convertirse en apatía. La relación de pareja se convierte en sofocante, restrictiva. Ambos se predisponen ante el mínimo intento de conversar. En otras, tales conversaciones es un hablar a oídos sordos.
La agonía de la relación llega al nivel de
no compartir la intimidad física ante el vacío, y la sensación de uso que siente la mujer. Las pocas que aún conserven sus amistades, suelen ser animadas a poner fin a la relación. Son reticentes a buscar ayuda psicológica.
Familiares y allegados se preguntan ¿Por qué no se pone fin a la relación?Una de las causas puede ser la falta de soporte afectivo o social por parte de la familia de origen.
En el fondo, la mujer se paraliza ante el miedo a la soledad. En su mente, aparecen una y otra vez, imágenes desoladoras en la vejez.
Se ve sola y abandonada.
Tales pensamientos aumentan el miedo. Permaneciendo inmóvil ante la vida que ve pasar frente a ella.
Sin embargo,
al indagar el motivo de no poner fin a tal relación; siempre dan respuestas como: por mis hijos no lo dejo. Pero resulta que no es una razón válida depositar en los hijos el peso por no decidir. Los hijos sufren viviendo la situación que para ellos también es asfixiante.
Ahora, de ¿Dónde surge el miedo? Hay matrimonios, en los cuales el esposo asume todas las responsabilidades, anulando a su esposa en la toma de decisiones. Hay mujeres que nunca realizaron una compra en el supermercado. Tampoco saben realizar trámites en bancos u otras diligencias.
Fueron aisladas y desarrollaron un sentimiento de minusvalía.Creen que no son atractivas y tampoco podrán rehacer sus vidas y nada más lejos de la realidad ya que el tiempo pasa para todos, tanto hombres como mujeres. Creer que la persona que se merece algo mejor y que tiene la posibilidad de conseguirlo es esencial para que se decida a romper con hábitos que se ha ido enroscando poco a poco y fuertemente en el cuello de la persona afectada. Por ello, si necesitas ayuda acude a un psicólogo para superar el miedo y desarrollar el potencial que tienes como ser humano. Pero, sobre todo no dejes que nunca nadie te diga cuáles son tus límites.
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