Las dos caras del conformismo
En la vida, en muchas ocasiones “nos conformamos”
Juan tenía un trabajo que no le gustaba nada, una esposa que evitaba ver y muy poca esperanza en su futuro. Pensaba que era mayor y que la vida en la que estaba asentado, aunque desagradable e infeliz, le protegía de los riesgos a los que podía aventurarse cambiándola.
Pedro había sufrido un accidente de coche hace dos meses, su columna había sufrido daños y los médicos le habían dado muy pocas esperanzas de volver a caminar. Al principio había puesto todo su empeño pero viendo que la mejora no era constante se había desanimado. Había pasado dos meses muy malos, poco a poco se había ido refugiando en casa y perdiendo el contacto social. Un día haciendo la compra entabló conversación con otro hombre en silla de ruedas. Rápidamente se hicieron amigos y empezaron a salir juntos e incluso se apuntaron a una asociación que organizaba eventos especialmente diseñados para las personas que no podían caminar.
Jose estaba furioso porque le habían dado a otro el ascenso que llevaba esperando durante varios años. El cabreo le duró varios días y sólo se le empezó a pasar cuando su mujer le cogió de las manos y le dijo. Ese momento no va a volver, ni la decisión se va a cambiar y sin embargo si puedes cambiar lo que va a suceder hoy y mañana y pasado...
De alguna manera todas estas historias hablan de conformismo, de lo que podemos cambiar y de lo que debemos asumir poque ya ha pasado.
El conformismo es una actitud ante la vida, que escogida desde la reflexión puede generarnos mucha satisfacción ya que nos permite aceptar y disfrutar de lo que ocurre en nuestro día a día e impide que vivamos en el costante lamento de aquello que no podemos cambiar. Por otro lado, el conformismo, tiene el riesgo de ser una limitación en nuestras vidas, ya que podemos acomodarnos y resignarnos a aquello que podemos cambiar y con lo que no estamos agusto.
¿Eres conformista? Con frecuencia solemos confundir el “Cómo Soy” de "Cómo me comporto". Es decir, que me conforme con frecuencia no quiere decir que lo sea, simplemente es una actitud que escojo con frecuencia, pero que no significa que sea conformista. Si bien, si es mi actitud más frecuente, es conveniente que observe cómo me siento cuando así actúo.
En ocasiones, nos sentiremos bien, ya que, elegimos “conformarnos”, aceptando y disfrutando de la realidad. Es el momento de adaptarse y acomodarse al momento presente. Pero en otras ocasiones, ésta actitud, nos hace sufrir, al renunciar a nuestros propios intereses, al bloquearnos, limitarnos y paralizarnos en el camino que queríamos recorrer.
Yo decido…
Sería conveniente descubrir qué nos lleva, con frecuencia, al conformismo, y descubrir si es miedo, comodidad, cobardía, evitación de conflictos o resignación, y sólo descubriéndolo podremos superarlo. Son los sentimientos que encierra y las circustancias que lo rodea lo que definen su naturaleza: una ayuda o un veneno. Una ayuda para Jose y un veneno para Juan.
Cuando superamos los miedos o la resignación, y admitimos la posibilidad de tener algo mejor de lo que tenemos ya no habrá motivo para el conformismo dañino. Entonces, será el momento de reflexionar, y decidir si seguir adelante, “sin conformarse”, buscando más caminos, más opciones, más oportunidades….Ya que nada nos limita.
Y sólo cuando yo lo decida y me sienta bien por ello, “me conformaré”, porque me permitirá disfrutar y aceptar la realidad, adaptándome mejor a la vida en todas sus etapas.
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