El hipocampo, artesano de la memoria emocional
La neurociencia es esa disciplina que nos ayuda a comprender muchas de las claves de nuestro comportamiento y nuestras emociones, un área llena de complejos enigmas que aún debemos resolver dados los múltiples misterios que encierra el mundo del cerebro.
¿Por qué somos como somos? ¿Por qué hay personas que sufren más que otras o que resuelven mejor los problemas? ¿Existe de verdad una biología de las emociones? Preguntas a las que los científicos están dando respuesta año tras año gracias a los continuos avances en esta disciplina, ahí donde hay una estructura que se alza sobre todas gracias a su imprescindible papel en el ser humano… el hipocampo.
HIPOCAMPO, MEMORIA Y EMOCIONES
Los seres humanos disponemos de una corteza cerebral más primitiva donde están conectadas unas estructuras fantásticas y esenciales para nosotros: la amígdala y el hipocampo. La palabra hipocampo viene del griego (hippos=campo, kampe=encorvado), y está relacionado básicamente con tres aspectos:
-La memoria declarativa y emocional: El hipocampo nos permite poder describir cosas, identificar rostros, y asociar sensaciones positivas o negativas a esos recuerdos.
-Asentar la memoria reciente a la memoria a largo plazo: toda nuestra realidad se basa en experimentar día a día, con personas, objetos, escenarios… todo ello se consolida en nuestra memoria a largo plazo, recuerdos experimentados hoy serán recordados mañana y el año que viene.
-La memoria espacial y la orientación: gracias a él, podemos guiarnos por nuestras ciudades y orientar nuestra persona en una localización determinada.
Para poder entender un poco más la importancia del hipocampo, pongamos un ejemplo:
"Vas de viaje con tu pareja, llegáis a esa ciudad dispuestos a hacer turismo y pasar unas buenas vacaciones. Pero ocurre algo: discrepancias, problemas, discusiones… y finalmente abandonáis la relación. Cuando llegas a casa explicas lo ocurrido a tus amigos y familiares…" esa descripción sigue unas pautas, es un tipo de memoria declarativa donde están asociadas las emociones.
Si disponemos de este tipo de memoria es gracias al hipocampo. Aquellas personas que tienen esta estructura cerebral dañada, o en estado inmaduro, serán incapaces de poder realizar dos cosas esenciales:
-Recordar lo ocurrido.
El hipocampo está relacionado con esa capacidad de asentar la memoria reciente a la memoria a largo plazo; si has visto la película “Memento”, recordarás la desesperante lucha del protagonista por no olvidar todo lo que le ocurre, llenando su casa e incluso su cuerpo de anotaciones para recordar su cotidianidad. Así pues, en nuestro ejemplo, si tuvieras el hipocampo dañado seguramente volverías a llamar a tu pareja sin recordar lo ocurrido.
-Sentir emociones.
Las personas con esta estructura dañada no asocian recuerdos con emociones, serían incapaces también de poder explicar cosas, de hacer descripciones declarativas. De ahí que de algún modo, las emociones estén tan íntimamente relacionadas con la memoria.
Acciones automáticas como ir en bicicleta, comer, andar, nadar… no están asociadas con este tipo de memoria y con el hipocampo, así por ejemplo podríamos aprender a tocar el piano e incluso a conducir sin necesidad de tener esta estructura, pero jamás recordaríamos quien nos enseñó o donde aprendimos.
Como curiosidad podemos señalarte que los animales vertebrados menos avanzados, también disponen de hipocampo, pero este es aún muy primitivo, y está relacionado con la corteza olfativa, gracias a él saben cuándo un alimento es venenoso o cuando una hembra o un macho está dispuesto para la reproducción.
El hipocampo sigue siendo una estructura asociada a una parte primitiva, pero en cada especie se desarrolla según su desarrollo evolutivo y sus necesidades básicas. El ser humano necesita las emociones para sobrevivir, o al menos, para ser más eficiente en su contexto, eso es algo que nadie puede poner en duda…
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