Sed de ti me acosa en las noches hambrientas.
Tremula mano roja que hasta tu vida se alza.
Ebria de sed, loca sed,
Sed de metal ardiendo, sed de raices avidas.
Hacia donde, en las tardes que no vayan tus ojos
en viaje hacia mis ojos, esperandote entonces.
Estas llena de todas las sombras que me acechan.
Me sigues como siguen los astros a la noche.
Mi madre me dio lleno de preguntas aguadas.
Tu las contestas todas. Eres llena de voces.
Ancia blanca que cae sobre el mar que cruzamos.
Surco para la turbia semilla de mi nombre.
Que haya una tierra mia que no cubra tu huella.
Sin tus ojos viajeros, en la noche, hacia donde.
Pero eso era la sed y lo que ha de saciarla.
Como poder no amarte si he de amarte por eso.
Si esa es la amarra como poder cortarla, como.
Como si hasta mis huesos tienen sed de tus huesos.
Sed de ti, sed de ti, guirnalda atroz y dulce.
Sed de ti que en las noches me muerde como un perro.
Los ojos tienen sed, para que estan tus ojos.
La boca tiene sed, para que estan tus besos.
El alma esta incendiada de estas brasas que te aman.
El cuerpo incendio vivo que ha de quemar tu cuerpo.
De sed. Sed infinita. Sed que busca tu sed.
Y en ella se aniquila como el agua en el fuego.
Pablo Neruda