La escritura terapéutica
Ya desde la infancia, habitualmente empezamos a escribir nuestros secretos en diarios. La necesidad de plasmar los pensamientos por escrito nace desde bien temprano y es altamente positivo. Los beneficios de esta práctica son múltiples, ordenan las ideas ayudando a tomar decisiones y minimiza el estrés ya que escribir es parecido a hablar y sirve de desahogo.
Siempre es mejor hablar y sacar hacia afuera los sentimientos y vivencias negativas, pero a veces no es posible, o bien porque no nos decidimos a acudir a un profesional de la psicología o no contamos con personas de confianza que nos puedan entender, es entonces cuando escribir puede convertirse en un proceso de mejora terapéutica.
Nunca debería de ser el sustitutivo de hablar, pero si no es posible hacerlo por cualquier motivo, escribir es una buena opción. Además escribir hace que salga hacia afuera la negatividad, que en el caso de no escribirlo ni hablarlo podría dañar interiormente y salir en cualquier momento en forma de estrés o enfermedad.
Hay infinidad de casos de tensiones interiores que se transforman en dolores físicos, como dolores de cabeza, migrañas, distorsiones en la vista, dolores de espalda, problemas estomacales, subidas o bajadas de la tensión arterial, palpitaciones, mareos, etc.. por ello, es importante que cada persona pueda expresar de alguna manera los problemas que tiene en su vida diaria y sacar hacia afuera todo lo que lleva por dentro, porque a la larga, si nos guardamos las negatividades, acabarán saliendo de alguna manera en forma de malestar físico.
CÓMO LLEVAR A CABO LA ESCRITURA TERAPÉUTICA
La escritura terapéutica consiste en escribir sin pensar en cómo queda, la gramática y la forma de expresión es lo de menos, si estamos atentos a que quede escrito de una manera correcta no funcionará. No vamos a enseñarlo ni a publicarlo en ningún sitio, por lo tanto lo único importante es dejar que salga todo de forma natural.
Mientras se va escribiendo, se pasa por diferentes estados emocionales, hay que dar rienda suelta a esas emociones y expresarlas bien, sin miedo. Debe de ser una escritura más o menos contínua, si lo estamos haciendo bien el ritmo no decaerá porque todo estará saliendo hacia afuera.
Si tenemos parones donde no sabemos qué decir, podría ser que estuviéramos bloqueados. A menudo, depende de la situación por la que hayamos pasado, la mente se resiste a expresar bien las cosas, porque intenta protegernos del dolor que causa volver a recordar el suceso. Ante estos casos hay que tener paciencia e insistir varios días seguidos para seguir completando el escrito.
Lo positivo de la escritura es que no hay restricciones, muchas veces cuando tenemos que contar un problema a alguien de confianza, nos dejamos cosas, por vergüenza o por miedo, pero en la escritura, estamos a solas con nosotros mismos y sabemos que una vez terminemos de escribir nadie lo verá porque lo borraremos o romperemos el papel.
No hay que guardar estos escritos para releerlos, es recomendable que una vez escrito nos deshagamos del texto, ya que, volverlo a leer podría liarnos en vez de ayudarnos. Cada sentimiento expresado, forma parte de una etapa del momento y no es válido para otros días. En el escrito sería positivo analizar cómo nos afectó en su momento el acontecimiento negativo y cómo nos sentimos ahora, así diferenciando que son etapas diferentes podremos ir viendo si se produce una mejora.
PENSAMIENTOS NUEVOS DESPUÉS DE LA ESCRITURA
Uno mismo, después de haberse desahogado y plasmado todo lo que siente por escrito, pasará por el proceso de buscar soluciones y tener ganas de superarlo Habitualmente, después de estar unos días desahogando el conflicto y el malestar que sentimos, se avanza hacia otra etapa en la que aparecen nuevos pensamientos.
Como ya hemos soltado todo lo malo y hemos desahogado, el interior se va limpiando del pasado y se produce un efecto de mirada hacia el futuro y búsqueda de soluciones.Como todo ya ha sido sacado hacia afuera, no queda lugar para los lamentos, frustraciones, porque ya están fuera, ahora sólo queda aceptarlo y empezar de nuevo hacia nuevas experiencias.
COMO TODO, TIENE SU PARTE NEGATIVA
No siempre la escritura puede servir de ayuda, como todo, depende de cómo se aplique y si la persona cuenta con la capacidad de ayudarse a sí misma. Ha habido casos de personas muy negativas que han utilizado la escritura para revolcarse en lo negativo y lamentarse una y otra vez por lo ocurrido, culpabilizándose, sin esperanzas y hundiéndose más.
En estos casos la escritura puede ser una mala práctica porque la persona no avanza ni aprende de los errores, se limita a escribir la vida negativa que tuvo y no hay lugar para el crecimiento ni esperanza. Para detectar si la escritura nos está resultando terapéutica, es importante analizar qué sentimientos teníamos los dos o tres días iniciales de la escritura y qué sentimientos tenemos en el presente, ¿han mejorado?, ¿hay lugar para la esperanza?, ¿vemos con positividad el futuro?, en el caso negativo, necesitaríamos ayuda exterior para cerrar la etapa negativa y empezar a caminar hacia adelante con esperanza.
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